Top 5: Introducción a la neurociencia

Seamos sinceros: la ciencia es fascinante, pero también compleja. Requiere mucha más paciencia de la que un lector casual está dispuesto a regalar; por eso, divulgadores más o menos brillantes (o mejor dicho, más o menos profesionales) triunfan gracias a su capacidad para “simplificar” conclusiones. El problema es que esa “simplificación” solo es útil como punto de partida.
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Seamos sinceros: la ciencia es fascinante, pero también compleja. Requiere mucha más paciencia de la que un lector casual está dispuesto a regalar; por eso, divulgadores más o menos brillantes (o mejor dicho, más o menos profesionales) triunfan gracias a su capacidad para “simplificar” conclusiones. El problema es que esa “simplificación” solo es útil como punto de partida y lamentablemente, la mayoría de medios de comunicación no especializados, lectores y espectadores solo prestamos atención al titular (generalmente, muy inexacto) del artículo sobre, por ejemplo, neurociencia. “Bueno, no es tan sencillo” deben ser las cinco palabras más empleadas por todo científico.

¿Por qué hablamos de neurociencia?

Llamemos a las cosas por su nombre: es una cuestión de desinterés. El tema no nos motiva tanto como para dedicarle más minutos de nuestro tiempo. Y es algo que nos debería preocupar, porque, por ejemplo, de poco sirve que abracemos la aplicación de la neurociencia al marketing si solo nos quedamos con que “ciertos aromas aumentan las ventas”, convirtiendo a un prometedor enfoque en poco más que la versión 2.0 de la vieja publicidad subliminal.

Una vez más: las simplificaciones son útiles, pero solo si nos impulsan a saber más. Nosotros nos hemos propuesto saber más sobre neurociencia, aunque esa disciplina no aparezca en nuestro portfolio de trabajos.

Hay cientos (miles) de blogs y revistas online interesantes ahí fuera, así que no vamos a descubrir nada. Simplemente queremos ofreceros otra “simplificación”: nuestro propio top de libros de divulgación sobre neurociencia. En ninguno de ellos, por supuesto, encontraréis aplicaciones directas para aumentar vuestras ventas o el engagement de vuestros mensajes sociales, pero sí interesantes puntos de partida para iniciar vuestra propia exploración. O eso esperamos.

1) Conversaciones sobre la conciencia, Susan Blackmore

La primera gran barrera de entrada a toda disciplina es la terminología. Es difícil reflexionar, por ejemplo, sobre los correlatos neuronales de la conciencia sin saber qué demonios son realmente. Y lo mismo ocurre con la siguiente frontera entre científicos y neófitos: las escuelas de pensamiento. ¿Vosotros sois funcionalistas, dualistas, monistas, defensores de la teoría de la identidad…?
Conversaciones sobre la conciencia es un libro de entrevistas, completado con un anexo de definiciones. Veintiún científicos y filósofos charlan con Susan Blackmore (escuchadla hablando de memes) que les plantea preguntas en común y otras específicas, dejándoles hablar, manteniendo ese espíritu de conversación informal en la que uno se atreve a decir cosas que no afirmaría en una conferencia. Los autores se cuestionan unos a otros, se complementan, contradicen… Y de paso, nos ofrecen un completo abanico de respuestas al “problema difícil”: cómo es posible que algunos procesos físicos en el cerebro den lugar a la experiencia subjetiva.

2) Cómo funciona la mente, Steven Pinker

Steven Pinker, uno de esos privilegiados seres humanos que demuestra un talento ridículamente asombroso para cualquier disciplina a la que se dedique, ya sea la fotografía, la neurociencia o la seducción (conquistó a su actual pareja alabando su uso del participio pasado; superad eso) es, sin duda, una de las mayores estrellas de su campo.

Quizás La tabla rasa: la moderna negación de la naturaleza humana (2002) sea su libro más citado, pero Cómo funciona la mente, escrito cinco años antes, se ajusta más a los intereses de esta lista. Alejado de toda pretenciosidad, Pinker aborda de manera brillante y convincente el problema (que no misterio) de explicar nuestra mente desde los postulados de la psicología evolucionista. Un punto de partida que, por definición, le granjea tanto las críticas de quienes niegan el carácter científico de la disciplina como de quienes creen que ofrece una visión reduccionista y determinista del ser humano. A estos últimos, les dedicamos una de las frases más famosas del autor: “Me siento feliz de ser así, y si a mis genes no les gusta, ¡pelillos a la mar!”.

3) Lo que el cerebro nos dice, V.S. Ramachandran

Otro conferenciante estrella, “Rama”, a veces muy malinterpretado (a juzgar por el lado cómico que algunos ven en sus teorías) es en muchos sentidos, el arquetipo popular de neurocientífico. El especialista en síndromes insólitos, en casos fascinantes, en las sorprendentes consecuencias emocionales y cognitivas de lesiones físicas.
En lógica consecuencia, Lo que el cerebro nos dice es una exploración de lo que llamamos “normalidad” a través de las lesiones que la imposibilitan. Estudiando el autismo, la sinestesia o el trastorno de integridad corporal, Ramachandran nos hace reflexionar sobre el sentido del yo, con una perspectiva decididamente espiritual, que no religiosa (matiz importante). “Si piensas que eres parte del ir y venir del cosmos, y que no existe ninguna pequeña alma separada del mundo que lo está inspeccionando y algún día se extinguirá, entonces te ennobleces. Formas parte de este gran esquema de las cosas“.

4) Y el cerebro creó al hombre, António Dámasio

Pero si hay alguien que corre el riesgo de ser malinterpretado, es Dámasio. Su enfoque, contrario a las clásicas divisiones mente/ cuerpo, emoción / razón, es el maná para todos aquellos “divulgadores” que buscan el retuit fácil. Sin embargo, el papel decisivo que para el neurólogo de origen portugués tienen las emociones está muy alejado de la filosofía de bolsillo. Para entender correctamente la teoría del marcador somático de Dámasio conviene leer otro de sus libros, posiblemente el más conocido: El error de Descartes.

Y el cerebro creó al hombre aparece en esta lista por estar mucho más centrado en el tema que nos ocupa en este post, la neurociencia. Además, ampliándolo a muchas de las especies que nos acompañan en el planeta. Después de todo, la conciencia no es solo un asunto humano. Así, resulta fascinante leer las diferencias entre el “proto-yo”, el “yo-central” y el “yo- autobiográfico”.

5) Kluge, Gary Marcus

Una solución funcional, pero muy lejos de ser perfecta. Algo para salir del paso. Eso es más o menos un “kluge” y eso es más o menos nuestra maravillosa mente, para Gary Marcus. Kluge también parte de una hipótesis cercana a la psicología evolucionista: cómo pensamos, cómo actuamos, cómo interpretamos el mundo que nos rodea está marcado por soluciones adaptativas, o que fueron adaptativas en su tiempo, no por soluciones perfectas. Pero Marcus adopta un estilo y un discurso aún más cercano y divulgativo que cualquiera de los autores anteriores. Reflexiona sobre las implicaciones de nuestra memoria contextual, la tasa de descuento al futuro, el efecto halo o el efecto focalización demostrando con ejemplos de andar por casa lo maleable que es nuestro juicio.

Se trata de un texto realmente ameno; incluso los más reacios a leer divulgación científica no encontrarán ninguna barrera de comprensión en Kluge. Otro asunto es que caiga en el extremo contrario, en una excesiva trivialización; creemos que no es el caso, aunque atreverse a cerrar su libro con un “decálogo para vivir mejor” no deja de ser, cuanto menos, arriesgado.

Gracias por leernos.